domingo, 11 de noviembre de 2012

Desarrollo por la vida


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Desarrollo para la vida


Francisco Valdés Perezgasga

2012-11-11
A menudo habrá usted oído -o leído aquí mismo- la frase “desarrollo sustentable”. Es un término de moda que repiten no sólo los ambientalistas sino también cada vez más los medios y los políticos. A menudo se habla de desarrollo sustentable sin saber su significado y sus consecuencias. En 1987, la ONU formó una comisión, encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland para que redactara un informe socio-económico de prospectiva global. Este reporte, llamado Nuestro Futuro Común usó por primera vez el término desarrollo sustentable, o sostenible. En ese reporte se define a este desarrollo como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Es un término que engloba el cuidado del ambiente y por ende de los recursos naturales, pero conlleva también consideraciones económicas y sociales. Hay que desarrollarnos sin agotar a la naturaleza pero cuidando que sea un desarrollo cuyos beneficios se repartan equitativamente.
El ámbito del desarrollo sustentable, repito, se divide en tres: el ámbito ecológico, el ámbito económico y el ámbito social. Es decir, es un desarrollo que logra equilibrar el bienestar, con la conservación de la naturaleza y el progreso económico.
En el centro del concepto del desarrollo sustentable está la idea de perdurabilidad. Sólo un desarrollo así puede garantizar nuestra permanencia. El desarrollo actual, por otra parte, garantiza nuestra perdición. La mejor definición que he oído de desarrollo sustentable, que engloba lo hasta aquí dicho es “tener lo suficiente, siempre, todos”. Tener lo suficiente, siempre, todos. Una frase que conviene grabarse para contrastarla con aquello que nos quieran colar como desarrollo sustentable.
Otra manera de ver el desarrollo sustentable es como un desarrollo que protege y fomenta la vida. Que nunca la destruye. Un desarrollo que da oportunidad que la naturaleza se reponga de nuestras afectaciones. Un desarrollo que cuida que el uso que hagamos de la naturaleza sea a una tasa menor a su tasa de recuperación. Por eso es que siempre me ha generado dudas el concepto de minería sustentable pues la extracción de recursos no renovables -sean estos petróleo, gas u oro- no puede ser sustentable pues lo que se extrae, a fin de cuentas, se va a agotar. Como tampoco puede ser sustentable la explotación de un recurso nominalmente renovable pero extraído a tasas superiores a su reposición natural.
Sacar más agua del acuífero de la que le entra es un caso inmediato, claro y familiar de insustentabilidad. En La Laguna, bajo la engañosa etiqueta de agricultura, lo que en realidad se practica es la minería del agua. Encima, esta extracción es ilegal. Un robo, como lo definió un director de Conagua. Un robo a la nación que no es otra cosa que un robo a usted y a mí.
Nuestro modelo de desarrollo es contrario a la vida. Ha terminado con un conjunto único e irrepetible de humedales de desierto. Ha extinguido a una docena larga de especies de peces del Nazas y el Aguanaval, especies de un linaje que durante millones de años sobrevivieron a cataclismos increíbles: colisiones de cometas, nacimientos de cordilleras, enfriamientos y calentamientos del planeta pero que fueron incapaces de sobrevivir a nuestra miope y torpe avaricia. No en balde nuestro modelo de desarrollo ha hecho que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente nos incluya en los cien sitios de desastre ambiental mundial por el uso insustentable del agua.
En un mundo que se calienta no nos queda mucho tiempo para enderezar el rumbo. Nuestra conversación colectiva, ahora mismo, debería ser sobre como tomar el camino de la sustentabilidad. Como alejarnos de este camino de muerte y enfermedad. Como hacerle para perdurar. Como construir un mundo, un México, una Comarca Lagunera donde la vida, el progreso y la justicia quepan. Una Comarca Lagunera donde quepan los hijos y los nietos de todos y también sus hijos y sus nietos. Una conversación colectiva en la que todos caben siempre que compartamos un sentido de responsabilidad colectiva y un mínimo de respeto y de amor por esta tierra.

twitter.com/fvaldesp
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