jueves, 7 de junio de 2012

Desaparece el agua en Charcos de Risa



6 Junio 2012
Luis Alberto López
Los pobladores aseguran sentirse solos, pues ninguna autoridad ya sea municipal, estatal o federal los visita. Creen que la situación de sequía es similar a otros ejidos como El Venado.

Se secan once estanques del ejido Charcos de Risa, dejando a los habitantes sin agua potable.

Francisco I. Madero • Abraham Ramírez González tiene 42 años y ha vivido siempre en el ejido Charcos de Risa, según recuerda, esa comunidad destacaba por los más de diez estanques que solían abastecerlos de agua para el consumo humano y de sus animales.

Hoy, los estragos de la sequía no han dejado ni la sombra de lo que alguna vez fue ese poblado del Valle de Acatita.

“Los once estanques que tenemos están secos, por lo regular cuando tenían agua la usábamos para los hogares, lavar la ropa o beber”, cuenta.

Únicamente cuenta con una noria que sirve para hidratar a los pocos animales que les quedan a las casi 60 familias que persisten ahí.

Según los campesinos, hasta hace un par de semanas el ejido no tenía agua potable. Hasta que comenzaron a llevarles el líquido en una pipa que abastece semanalmente a cinco tinacos.

Habían durado más de cuatro meses sin que les surtieran agua, tenían que proveerse de la noria que tienen, en la cual suelen sumergirse los animales de ganado.

“Primero la gente andaba mala del estómago con esa agua, pero después se va aclimatando”, asegura Abraham Ramírez, al agregar que la potabilizadora que tienen en el ejido no funciona.

En lo que va del año, apunta el campesino, han perdido la vida una docena de sus vacas ante la falta de alimento, pues la ausencia de lluvias no permite el crecimiento de pasto.

Dicha cantidad, corresponde a una parte de la cifra que tiene registrado el Departamento de Fomento Agropecuario, la cual es de alrededor de más de 500 bovinos.

Ante eso, han optado por alimentarlas con nopal, sin embargo Ramírez González sabe que no tardará en terminarse también, pues de ahí también sustentan a caballos y burros.

“Hay gente que se va por lo mismo, saben que ya no hay nada por hacer. Uno sigue aquí por sus animalitos y le echamos ganas”, indica.

Los principales destinos de las personas que abandonan esa comunidad, a decir de los pobladores, son Acuña, Ramos Arizpe y Ciudad Juárez, pues ahí tienen familiares.

Los que deciden quedarse toman el camino de producir carbón, cera y orégano.

Los precios de cada producto por kilo son dos, seis y 36 pesos, respectivamente.

A decir de la Secretaría de Desarrollo Social a nivel federal, Charcos de Risa es considerada como una comunidad de alta marginación y cuenta con más de 150 habitantes.

Los pobladores aseguran sentirse solos, pues ninguna autoridad ya sea municipal, estatal o federal los visita. Creen que la situación de sequía es similar a otros ejidos como El Venado.
“Hay muchos –funcionarios- que sólo llegan hasta El Venado y comentan que aquí está igual, pero no vienen a ver, aquí es peor.

Dicen que vienen a Charcos y al Valle de Acatita, pero no es igual porque a esos ejidos les llega el agua de riego del río”, asegura.

Vicente Arévalo Mora, titular de Desarrollo Rural en el municipio, coincide en que esas comunidades son de las más afectadas por la sequía, pero considera que dentro unos meses de no llover, las comunidades que reciben riegos podrían estar igual o peor.

Lo anterior debido a que no habría agua en las presas para llevar acabo los ciclos de riego.

“Si no entra agua al área bajo riego vamos a estar peor que ellos, pues dependemos solamente del volumen de agua de la presa del palmito. La crisis está fuerte y estamos en la cuerda floja”, afirma.

Ante los estragos por la sequía, menciona Arévalo Mora, se han tenido reuniones con los comisariados ejidales de todas las 56 comunidades rurales que hay en Francisco I. Madero.

Las principales afectadas, según informes previos presentados en esas juntas son las que corresponden al Valle de Acatita, así como La Trinidad, el nuevo centro de población Benito Juárez y La Fortuna.

En ellas, los efectos de la sequía han cobrado la vida de ocho mil cabras, de cerca de 30 mil que solía haber en el municipio.

“Los daños no se han presentado a la Secretaría de Economía, a nivel nacional, porque supuestamente estamos dentro de un proceso electoral y ellos tienen prohibido asistir a actos donde hay aglomerados de campesinos”, aclara.

Abraham Ramírez seguirá en su comunidad hasta que sus animales aguanten, espera que lleguen apoyos, llueva o simplemente que alguien los visite para no sentirse tan solos.

“Más que nada a veces se siente uno solo, por acá no nos visitan para ver cómo están las consecuencias, el carbón a veces uno lo lleva y lo paran las autoridades porque no dejan venderlo”, expresa decepcionado.

Hoy más que nunca, extraña aquellos estanques que daban vida a su pueblo.






“Gobierno federal incumple”




Cristóbal Marrufo López, alcalde de Francisco I. Madero, aseguró que el gobierno municipal ha hecho lo que le corresponde para mitigar los efectos de la sequía que inició el año pasado, quienes no han cumplido son las autoridades federales.

En ese aspecto, indicó que la única dependencia que ha respondido es la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

“En términos generales, está delicada la situación. Hemos tenido algunos avances con la Conagua, esto con la instalación de los megatanques en algunas comunidades y las pipas que se enviaron para llenarlos”, dijo.

Por ese lado, explicó que el municipio colaboró con la instalación de las bases de esos contenedores, los cuales se encuentran en once comunidades.

Entre las que se encuentra El Cántabro, San Salvador de Arriba, Benito Juárez, Finisterre, San Isidro, El Venado, La Virgen, La Pinta y Covadonga. A pesar de eso, no han tenido la misma suerte con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), pues aunque personal de esa dependencia realizó un sondeo hace dos meses en todas las comunidades del municipio, el programa de apoyo alimentario que se prometió no ha llegado.






A viva voz





Dependemos sólo del volumen de agua de la presa del palmito. La crisis está fuerte y estamos en la cuerda floja”




Vicente Arévalo Mora

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